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Como bien sabéis los que conocéis el dojo Washi, es un lugar fantástico para la práctica de Aikido y ofrece un dojo exterior al aire libre, que de alguna manera te transporta a un lugar mágico.

Hemos tenido la suerte de compartir el 25 aniversario del dojo con nuestros anfitriones Josep y Cristina. De ellos decir, que han plasmado en cada rincón la ilusión y entrega que le han dedicado, en definitiva, un deleite para los sentidos. Es un dojo idílico lleno de detalles. Tanto esfuerzo tiene sus frutos.
El comienzo fue estupendo, tuvieron la cortesía de ofrecernos, a la llegada del viernes, una cena de unión, en la que se respiró el buen ambiente que sería una constante de un fin de semana inolvidable.
El sábado por la mañana tuvimos una clase fantástica de Rafa, cada vez que le veo siento una gran admiración por su ausencia de ego y sus movimientos armónicos. No dejamos nunca de aprender de él. Nos transmitió amor y nos arrancó sonrisas a todos los participantes. Cuando empezamos a respirar todos somos uno. Quiero pensar que los grandes maestros se manifiestan en la práctica y también sonríen.

Después comimos (cómo no), y después de alguna siesta que otra, Rafa nos deleitó con un repertorio de flamenco acompañado de su guitarra, dedicándoselo a Josep y Cristina, con motivo del 25 aniversario. A su vez, nuestros anfitriones nos agasajaron con una deliciosa tarta. Tras la merienda, Rafa nos ofreció unos números de magia con su habitual buen humor.
Más tarde felicitamos a nuestra maestra Hélène por su cumpleaños que, emocionada, transmitió su estado desprendido de agradecimiento a los demás. Después de tanta emoción nos dirigimos al dojo exterior, excelente práctica en la cual tuve la suerte de coincidir con grandes compañeros de camino que en los cursos nos reencontramos y compartimos vida.
Tras cenar como reyes, dormimos otra vez en el dojo, con permiso de Josep y la protección de O'sensei. El domingo por la mañana practicamos en armonía y llegado el momento, Rafa y Hélène obsequiaron a Joseph y a Cristina por su dedicación y entrega a la expansión del Aikido, con un kakemono para el kamiza del Dojo, cuyo Kanji fue realizado y regalado por Fernando Gómez de Valencia y la confección del kakemono lo realizó la japonesa Kamika, una artesana de estas obras. El siempre fantástico Josep tenía preparado un kanji de Kimochi para todos los participantes y estoy muy agradecido por todo lo que recibimos.

Por último quiero decir que en la práctica de este curso se manifestó lo intangible que es lo más interesante, yo me emocioné un montón de veces en el fin de semana.
Mari y yo salimos llenos de aiki. Gracias a todos por el buen kimochi.

Alejandro Encinar