Crónica Curso de Aikido en Urmella
Fue mágico lo vivido en estos días. Todos unidos con el fin de sentir el Mundo como tendría que ser.
A las 6 de la mañana con la ayuda de Mikel nos unimos al cielo, a la montaña, a los árboles.... y así como salia el sol , se llenaba nuestro cuerpo de energía, una fuerza interior que te mueve y remueve la conciencia para que con nuestra práctica diaria de Aikido podamos humildemente contribuir a un mundo mejor. Adrià nos guió en la practica respiratoria que rodeados de naturaleza todo parecía fluir y nuestro espíritu casi volaba, como las aves que nos acompañaban. Practicamos Aikido y como no podría ser de otro modo nos sentimos todos unidos. Mágico.
Despues de recuperar fuerzas con un estupendo Chocolate preparado por Mikel, salimos a la aventura. Por una ruta en medio de las montañas, cruzamos por puentes que parecian perdidos y escondidos, el murmullo del agua nos iba acompañado hasta llegar al rio. Alli en un claro, un refugio para la lluvia o para el sol... perfecto para practicar Aikijo y Aikiken. Que sensaciones... No se pueden explicar, solo sentir con el espíritu, con el Ki.
Nos guiaron en la practica Mikel y Adria Maestros de Aikido y Maestros de hacer sentir la vida que fluye hacia nuestro alrededor y hacia los que nos rodean. Gracias Adria, Gracias Mikel, en definitiva gracias a todos los que nos han enseñado este Arte del Aikido.
Junto al río estuvimos comiendo, compartiendo todo con todos, sobre todo los tuppers también preparados de llevaba Carmen. Y que decir del melón y la sandia refrescados en las aguas "termales" del rio. Los mas valientes se bañaron Mikel y Alex, los otros recogimos la energía de las aguas solo a través de los pies.
Tambien fue muy importante que nos acompañaron en La Practica cuatro pequeñas Laura, Ashey, Sofia y Thais, que siguieron con gran entusiasmo y destreza todas las enseñanzas.
Por la noche Barbacoa, risas y amistad. Todo un día maravilloso, Mágico y lo mejor de todo es que estas experiencias, estos recuerdos que llenan nuestra vida se lo debemos al Aikido y a los Maestros que con su esfuerzo y dedicación nos enseñan el camino.
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